Diócesis de Temuco

Diácono Alfonso Zúñiga, un gran comunicador al servicio de la Iglesia

Con profundo pesar, el jueves 14 de diciembre, se realizó la Misa de exequias del diácono Alfonso Zúñiga Fontecilla, Diácono emérito adscrito a la parroquia Santo Tomás de Villanueva en la ciudad de Temuco, donde la comunidad acompañó a su familia, sus hijos Alicia, Angélica y Gerardo y le expresaron al Señor su gratitud por el don de la vida diaconal, Santa Misa que presidió el Pbro. Carlos Hernández Cordero, párroco de Santo Tomás junto a sacerdotes y diáconos.

Al comenzar, el padre Carlos, extendió los afectuosos saludos del obispo, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, OFM,  quien se encuentra en Argentina en labores encomendadas por el Santo Padre.

El padre Carlos agradeció todas las demostraciones de condolencias y afecto que han recibido como comunidad parroquial por la vida y gran testimonio de amor y de fe de don Alfonso, “Nuestra gratitud y cariño al Señor por haber tenido a don Alfonso entre nosotros, por su entrega y amor a la Iglesia, un gran diácono, un gran comunicador” .Posteriormente, su familia brindó palabras de gratitud por la compañía y cercanía por don Alfonso, quien “ descansa ahora junto a su amada esposa Manuelita”  y también, integrantes del movimiento de Cursillos de Cristiandad, manifestaron su sentir.

En la Santa Misa, tres signos marcaron el inicio de la liturgia fúnebre, donde se encendió el Cirio Pascual, y se expresó: “ (…) Cristo Jesús, esta llama, símbolo de tu cuerpo glorioso y resucitado; que el resplandor de esta luz ilumine nuestras tinieblas y alumbre nuestro camino de esperanza…”. Luego, se dejó sobre el féretro, su estola y dalmática, manifestando que: ” (…) revestido de gloria en tu presencia, te celebre con tus santos eternamente”. Y además, se dejó el Evangeliario, “Que nuestro hermano Alfonso, diácono, que tuvo en este mundo la misión de proclamar el Evangelio de Cristo, goce ahora contemplando, cara cara; aquella misma verdad que, cuando vivía en este mundo, anunció solemnemente a sus hermanos”.

CONFIAMOS A ALFONSO EN LAS MANOS DE DIOS

En la homilía, el padre Giglio Linfati, ex párroco de Santo Tomás de Villanueva, señaló: “ Hemos venido para decir adiós,  el decir adiós quiere decir que dejamos a Alfonso en las manos de Dios y nos dice el libro de la sabiduría que los justos están en las manos de Dios, que están llenas de amor, llenas de misericordia, llenas de perdón. Confiamos a Alfonso en las manos de Dios. Esta es una despedida en la esperanza, porque Jesús dice, voy a preparar un lugar para ustedes. Toda la vida es una enseñanza desde que aprendemos a despedirnos, tantas despedidas que experimentó Alfonso, tantas de tareas de misión, hasta llegar a esta gran despedida,  hemos venido despedir a Alfonso para que nosotros aprendamos a despedirnos”.

Continuó sus palabras, diciendo: “  El despedirse es una gracia, el Señor nos viene a tomar de la mano y llevar con él, por eso hay que prepararse bien. Para este encuentro con Dios,  Alfonso falleció el día de la Virgen de Guadalupe. Con la alegría de ser la portadora de Jesús, la Virgen vino a abrazar a Alfonso y le trajo a Jesús de la comunión a Jesús que sale a su encuentro para llevarlo a la Casa del Padre”.

“SALID A SU ENCUENTRO”

 Al concluir la ceremonia, se entregaron a sus hijas, la estola diaconal como recuerdo de su servicio y ministerio por más de 46 años a la Iglesia diocesana y parroquial. Posteriormente, el Pbro. Luis Barrientos, ex vicario parroquial de Santo Tomás de Villanueva, tras expresar sus palabras de gratitud, asperjó el féretro y luego, se incienso, como recuerdo de que su cuerpo fue templo del Espíritu.

Por su parte, el diácono y amigo Dario Otárola, expresó » Estoy  muy triste por la partida, para mí fue un referente, mi querido Alfonso. Recibí de él muchas enseñanzas».