Diócesis de Temuco siempre junto a los migrantes

El domingo 4 de septiembre, se celebró el Día Nacional del Migrante y en nuestra Diócesis, diversas fueron las festividades que se realizaron para acompañar y pedir a nuestro Señor por nuestros hermanos, provenientes de otras tierras, unas más lejanas, pero con el mismo sentimiento al dejar y recordar  sus raíces.

[dropcap]E[/dropcap]n la Catedral de Temuco, la celebración la presidió el Fray Rodrigo Aguilar, director de la pastoral de migración diocesana, quien en primer lugar, expresó las sentidas palabras de monseñor Héctor Vargas, obispo de Temuco, de cercanía, cariño y aprecio por todas las colonias y comunidades de la diócesis, además por todos nuestros hermanos migrantes que viven y trabajan en todo el territorio nacional.

El fray Rodrigo, tras la reflexión en  torno a la lectura del Santo Evangelio,  donde instó a dejarse llevar por la sabiduría de Dios, se refirió a los migrantes, señalando que: “ Actualmente, nuestro país se ha vuelto absolutamente amigable para recibir a muchas personas que vienen de otros países  a compartir nuestra vida y hoy Chile es un país para acoger y este recibimiento es también producto de la sabiduría, el entender y comprender que el extranjero también es nuestro hermano a quien también tenemos que respetar .  Por eso, como fruto de nuestra sabiduría, tenemos que pedirle al Señor que  cuando se nos presente o tener la experiencia de recibir a un hermano migrante, lo hagamos con sabiduría, con respeto por su dignidad, con sus raíces y cultura. “

Agregó que en nuestra región, cada día están aumentando los índices migratorios y muchos hermanos proveniente del norte del país, pronto llegarán a nuestra región por nuevas expectativas económicas. “Tenemos que preparar nuestro espíritu como cristianos y darle acogidas a tantos hermanos y hermanas que llegarán,  los esperamos, tenemos una pastoral que los acompaña, tanto en la parte espiritual como en diversos trámites que se deben realizar, queremos brindarles la mejor oportunidad a nuestros hermanos migrantes, pero mucho depende de cada uno de nosotros en cómo los vamos acoger (…) un migrante cuando deja su país, tiene que renunciar muchas veces a su familia, a dejar a sus hijos, a su entorno, porque las oportunidades no son las mejores al comienzo, muchos tienen que renunciar a su condición profesional y comenzar de cero, también debe dejar todo lo material, tiene que dejar todo, sus raíces, sus recuerdos, tenemos que ofrecerles un camino, una oportunidad, mostrarles el evangelio, hacerles presente la sabiduría del Señor y como sociedad abrirles las manos y ofrecerles una suerte fruto de muchas renuncias”.

Manifestó: “Trabajo pastoralmente en la localidad de Capitán Pastene, es una colonia italiana, llegaron hace más de cien años, sin nada, solamente con la esperanza, con sueños de ser un aporte para nuestro Chile y es así, que al pasar los años, hoy conocemos a Capitán Pastene, como una fuente importante de turismo de la nación, esperemos que todos tengan la suerte de renunciar a un pasado y abrirnos a un presente y confiando siempre en Dios, obtener su sabiduría”.