El Santo Padre en la audiencia general reflexiona sobre la misericordia de la Iglesia. A los cristianos de Oriente: ‘El Señor recompense vuestra fidelidad, dé valentía y abra los ojos los cegados por el mal’
[dropcap]E[/dropcap]l santo padre Francisco prosigue como cada miércoles en la audiencia general con sus catequesis sobre la Iglesia. La misericordia ha sido el tema abordado por el Papa, quien ha recordado es esencial en el mensaje Evangelico. Una gran multitud de fieles han escuchado las palabras del Papa en la plaza de San Pedro, donde Francisco llegó en el jeep descubierto minutos antes de las 10 de la mañana. Allí le esperaban, entusiasmados a su paso, los peregrinos venidos de todas las partes del mundo. Mientras una banda de música amenizaba el recorrido del Pontífice por los pasillos de la plaza, él saludaba a los presentes y bendecía a los más pequeños.La cercanía hacia los hermanos de Oriente Medio por parte del Santo Padre sigue siendo palpable. Nuevamente hoy, Francisco les ha dirigido unas palabras. Lo ha hecho al saludar a los peregrinos de lengua árabe, «en particular a los procedentes de Siria y Oriente Medio». A ellos les ha dicho que «la Iglesia, sobre el ejemplo de su Maestro, es maestra de misericordia: afronta el odio con el amor; derrota la violencia con el perdón; responde a las armas con la oración». Y ha añadido: «el Señor recompense vuestra fidelidad, dé valentía en la lucha contra las fuerzas del maligno y abra los ojos de aquellos que están cegados por el mal, para que vean pronto la luz de la verdad y se arrepientan por los errores cometidos». Finalmente ha pedido que el Señor les «bendiga y proteja siempre».
En el resumen hecho por el Santo Padre en español ha indicado:
«Queridos hermanos: Un aspecto particular de la maternidad de la Iglesia es que ella nos educa a través de las obras de misericordia. Como buena madre y educadora, ella se fija en lo que es esencial; y lo esencial, según el Evangelio, es la misericordia. Pero la enseñanza de la Iglesia no es algo meramente teórico, no da lecciones, sino que se transmite con el ejemplo. Ella nos ofrece el ejemplo de los santos, pero también el de tantos hombres y mujeres que son sencillos. La Iglesia nos enseña a dar de comer y beber a los que tienen hambre y sed; vestir al que está desnudo. Nos enseña a estar cerca del enfermo, ya sea en un hospital, en una residencia o en la propia casa. Nos enseña a visitar al encarcelado, mirándolo en su humanidad, pues sólo la misericordia puede cambiar el corazón y hacer que una persona vuelva a insertarse en la sociedad. Por último, la Iglesia nos enseña también a estar cerca del abandonado o del que muere solo. No basta con amar sólo al que nos ama. Para cambiar el mundo es necesario hacer el bien a quien no puede darnos nada en cambio, como Dios Padre hizo con nosotros entregándonos a Jesús».
A continuación ha saludado con afecto «a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Colombia, Perú, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Les animo a agradecer al Señor que nos haya dado a la Iglesia como madre, y a recorrer con generosidad el camino de la misericordia. Muchas gracias y que Dios los bendiga».
Al finalizar los saludos en las distintas lenguas, el Papa ha dirigido unas palabras especialmente dirigidas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Así, ha recordado que el próximo viernes celebramos la memoria del Santísimo nombre de María. Por eso, ha pedido a los jóvenes que la invoquen para «sentir la dulzura del amor de la Madre de Dios». A los enfermos les ha invitado a que le recen, «sobre todo en el momento de la cruz y del sufrimiento». Y finalmente, a los recién casados, les ha exhortado a que la miren «como modelo de vuestro camino conyugal de dedicación y fidelidad».