Diócesis de Temuco

La palabra cristiana en favor de la vida

 

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A propósito del debate en torno a iniciativas para despenalizar el aborto, recordamos la palabra pública de los Obispos chilenos en favor de la vida humana.

[dropcap]A[/dropcap]l concluir la 107ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile, celebrada en mayo de 2014, los Obispos dieron a conocer su mensaje «Caminos de justicia para una sociedad fraterna».

La declaración se refiere a una serie de proyectos de ley que buscan impulsar reformas en distintos ámbitos. «Son iniciativas relacionadas con el sistema político, tributario, educacional, la familia y la vida. Algunas de ellas, en principio, se perciben como necesarias e incluso urgentes, para caminar en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y fraterna, con una clara preocupación por los pobres y excluidos que generan esperanzas en un Chile mejor. Otras, relacionadas con la familia y la vida, nos suscitan graves preocupaciones».

Agregan los obispos: «Lo anterior exige que estos temas sean convenientemente debatidos, con una gran capacidad de escucha, y con el tiempo necesario para un auténtico diálogo con todas las instancias necesarias. Es una invitación a lograr los cambios más urgentes por el bien común de la sociedad, respetando al mismo tiempo los grandes valores que están en la base de nuestra cultura e identidad chilena, de profunda inspiración cristiana, y que constituyen lo que el Cardenal Raúl Silva Henríquez definía como el “alma de Chile”. Valores que han hecho grande nuestra Nación, colaborando en la superación de sus dramáticas situaciones, y alimentado sus principales transformaciones».

Más adelante, bajo el apartado titulado «El valor de la vida», los Obispos expresan: «El pueblo chileno valora la vida. Nos duele la muerte, cualquiera sea su causa. Por eso también la Iglesia católica, en el reciente pasado, defendió tenazmente los derechos humanos y apoyó la abolición de la pena de muerte en Chile, así como el cuidado histórico de la vida en situaciones de vulnerabilidad social hasta hoy. Son todos pasos de gran civilidad. No quisiéramos que este patrimonio de civilización se viera obstaculizado por iniciativas legislativas que buscan introducir el aborto en Chile, en determinadas circunstancias. Conocemos dramáticas situaciones en la gestación de una nueva creatura humana y solidarizamos con el dolor de aquellas madres que, por desgracia, muchas veces deben asumir desamparadas su situación. Ella y su hijo son dos víctimas inocentes y de cuyo clamor debemos hacernos cargo. Pero sabemos que el aborto nunca será una solución para una mujer y su entorno, y también sabemos que un aborto selectivo abre las puertas para el aborto a todo evento. Introducir el aborto, sea cual sea la causa que la sustente, es un golpe al ‘alma de Chile'».

En el párrafo siguiente, insisten los pastores que «la familia fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer, y la protección de la vida son imperativos éticos que surgen de la misma razón humana y que la propia Constitución de Chile protege. Invitamos a las autoridades a promover la familia fundada en el matrimonio y custodiar la vida. Ese es el camino que quiere recorrer una gran mayoría de los chilenos. Además es la manera que tiene la comunidad para poder responder adecuadamente por los adultos mayores, que muchas veces terminan sumidos en la pobreza y el abandono por la carencia familiar».

Clamor por la vida de los inocentes

El 28 de diciembre de 2010, en el día de los Santos Inocentes, se dio a conocer el documento «Clamor por la Vida de los Inocentes», suscrito por todos los obispos católicos chilenos.

En su declaración de esa época, los Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile invitan a proteger la vida del ser humano que aún no ha nacido y ofrecieron luces, «con caridad en la verdad», para un discernimiento en conciencia de los católicos y de todas las personas de buena voluntad en torno a iniciativas que proponen despenalizar el aborto en determinados casos.

A partir de la enseñanza de la Iglesia, la declaración episcopal también se presenta como un aporte a la reflexión de los legisladores y autoridades «ante un tema que toca profundamente el alma nacional, como es el elemental derecho a la vida».

El documento plantea que el derecho a la vida «también se le ha de respetar al ser inocente que ha sido concebido como consecuencia de un acto tan violento y condenable como lo es una agresión sexual».

Y dedica un párrafo completo a ponderar que las situaciones que se plantean «son muy dramáticas y dolorosas tanto para la madre como para las personas cercanas a ella, y no se suele estar preparado para vivirlas. El sentimiento de dolor que experimenta una madre y su familia al saber que el propio fruto de la concepción implica un peligro para su vida, que el hijo que espera con tantas ansias viene con una malformación grave, o que el ser humano que se gesta en su seno es el fruto de una violación; es un sentimiento que hay que comprender y debe constituir una gran preocupación para la familia, los servicios de salud y por cierto también en la propia comunidad cristiana. Situaciones como éstas, aunque escasas, son fuentes de angustia, incertidumbre y dolor que a nadie pueden dejar indiferente».

Una palabra común de las Iglesias cristianas en favor de la vida

El 3 de octubre de 2011 diversas Iglesias cristianas expusieron a los poderes del Estado y la opinión pública su parecer compartido sobre el derecho a la vida.

En un inédito documento, la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa, la Mesa Ampliada de Organizaciones Evangélicas, la Iglesia Anglicana, la Iglesia Metodista Pentecostal y la Iglesia Pentecostal Apostólica, mirando el supremo bien de Chile y los valores que inspiran una cosmovisión cristiana del ser humano y de la sociedad, consideran «completamente improcedente que se legisle para introducir en nuestra patria el aborto, es decir la facultad de poner fin a la vida humana en el seno materno. No existe ninguna razón que haga lícita una intervención directa con el propósito de privar de la vida al más inocente de todos los seres».