En la celebración de la Asunción de la Virgen, alrededor de cien religiosas y religiosas, hicieron eco al llamado de renovar su fe: “A confiar en El, en su amor, su providencia y a compartir el precioso don de la vida consagrada”.
La Santa Eucaristía se realizó en la parroquia Perpetuo Socorro, presidida por Monseñor Héctor Vargas Bastidas, que en sus palabras señaló: “Son muchas las congregaciones que están presentes en la Diócesis de Temuco, cada una tiene su carisma, su espiritualidad, su pedagogía y al sumar lo suyo con lo de otras congregaciones enriquecen la vida pastoral de nuestra Iglesia. Por eso y más, les damos las gracias por su aporte en la evangelización en nuestro territorio. Es la ocasión de agradecerles en nombre de toda la Diócesis a todos estos carismas que llegaron desde muy lejos, dejando su cultura, su tierra y vinieron hasta aquí para ser misioneros en medio nuestro por un amor muy grande a la iglesia, al Señor y al santo pueblo de Dios, por eso tenemos que orar sin cansarnos para que el Señor conceda a su Iglesia nuevas vocaciones”.
Agregó que: “ En este día, en que celebramos a la Asunción de la Virgen, recordamos la pascua del Señor, ella su madre la vivió intensamente, se asoció a lo que vivió su hijo en cuerpo y alma, por eso estamos todos llamados a vivir de una manera pascual. Ella fue llevada al cielo en cuerpo y alma, debemos entregarnos en cuerpo y alma al servicio del Reino de Dios y también nosotros podremos experimentar nuestra Asunción”.
Cabe destacar, que se presentaron algunos testimonios de carismas congregacionales, donde contaron sobre su servicio de entrega con amor entre nuestras comunidades diocesanas:
“ Para mí la vocación es una realización de la persona, donde uno responde al llamado de Dios que quiere hacer el bien a los hermanos y nosotros eso lo expresamos en la Educación…llevo 43 años de vida religiosa” Hermano Rodolfo Andaur, Congregación Hermanos De La Salle.
“Dios llama a los seres humanos para anunciarlo, el llamado es personal”, Hermana Laura Osuna, Congregación Santa Cruz.
“La vida consagrada es lo más hermoso que puede vivir un joven, es decir sí al llamado que Dios hace, de ser su colaborador en la extensión del Reino de Dios”, Hermana Mónica Vásquez, Misioneras Catequistas de Boroa, 32 años de vida consagrada.
“Como religiosas tenemos que dar el mejor testimonio posible, desde el servicio, desde el amor, la acogida, que son características propias de Jesús”, Hermana Victoria Vargas, Congregación Buen Pastor, 19 años de vida consagrada.