Monseñor IgnatiusKaigama en Chile:
un testimonio de misericordia, fe y valentía
[dropcap]I[/dropcap]nvitado por la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria visitó nuestro país para dar su testimonio de vida en una tierra que está amenazada por la presencia del grupo extremista islámico BokoHaram. “Mientras más nos persiguen, más nos aferramos a la Fe”, dijo mientras hablaba sobre la persecución que viven los cristianos en el país más poblado de África.
No importó lo apretada que fue su agenda durante los tres días que estuvo en Chile (entre el 7 y el 9 de abril), Monseñor IgnatiusKaigama no dejó de sonreír y de atender a quienes se acercaban para pedir su bendición. “El don que tenemos en África es que somos capaces de sonreír a pesar de estar sufriendo”, decía para explicar el cómo podía mantenerse alegre cuando hablaba sobre las atrocidades cometidas por el grupo terrorista islámico BokoHaram.
Invitado por la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria, y Arzobispo de Jos, vino para hablarnos sobre los atentados con bombas suicidas a las iglesias, las 276 niñas secuestradas en una escuela de Chibuk en 2014 (de las que todavía no hay noticias), los campos de desplazados,la persecución que viven día a día los cristianos y el pánico que infunde el grupo terrorista cuyo nombre significa: la educación occidental es diabólica. “No les cuento esto como teoría, se los cuento porque he vivido la crueldad de BokoHaram”, dijo enfatizando en que él lo contaba como testigo. Sin embargo, el mensaje que transmitía carecía de rencor o amargura alguna; por el contrario, rebozaba misericordia, fe y esperanza.
“La Fe de los cristianos en Nigeria ha sido puesta a prueba, pero no la hemos abandonado. Esencial ha sido el apoyo de Ayuda a la Iglesia que Sufre”, mons.Kaigama agradeció toda la ayuda que, desde Chile, se le envía a la Iglesia que trabaja en favor de los cristianos perseguidos en Nigeria. Gracias a ésta, pueden financiar los estudios de seminaristas, catequistas y religiosas, quienes trabajan para dar asistencia física y espiritual a todas las comunidades, incluso las más aisladas; reconstruyen las iglesias destruidas; atienden las necesidades de los desplazados; mantienen colegios, entre otros proyectos. “Estoy aquí para decirles que todo lo que hacen significa mucho para nosotros y para animarlos a hacer más”, dijo el arzobispo.
Pese a la persecución y al terror que infunde BokoHaram (grupo situado principalmente en el norte de Nigeria), la Fe se mantiene más viva que nunca. Actualmente hay más de 4.000 seminaristas en todo el país, el número más grande de África, y las Iglesias se llenan cada día más. “Yo los hago recordar qué es lo que Jesús nos dijo: que debemos sufrir, que seremos perseguidos y que nos matarán… Esto está pasando”, de esta manera, Monseñor Kaigama anima a los cristianos a ser valientes y a no caer en la violencia, sino que aprender a perdonar a los enemigos. “Mi misión es transmitir esperanza y confianza de que hay luz al final del túnel. Nuestra Fe nos dice que nunca nos rindamos, ya que después del calvario viene la resurrección”.
Monseñor IgnatiusKaigama nos animó a seguir ayudando al pueblo nigeriano a través de la oración, de la difusión de los hechos que en su patria ocurren y de la ayuda material. Como él nos dijo, los cristianos en el mundo formamos un sólo cuerpo en Cristo y nuestra misión es ayudar a sanar la parte de éste que está herida.