“Es un día especial, ya que debido a la fase en que nos encontramos, finalmente podemos llevar a cabo esta celebración propia de Semana Santa, en que junto a la bendición de los Santos Óleos, nuestros apreciados presbíteros, renovarán sus promesas sacerdotales”, fueron las palabras iniciales de monseñor Héctor Vargas Bastidas, obispo de la Diócesis San José de Temuco, que presidió la Misa Crismal que se realizó el jueves 12 de Agosto, en el Templo Catedral.
Esta celebración, que es la máxima representación de la plenitud de su sacerdocio y del ejercicio de su potestad, se inició con el canto del himno y oración a San José, patrono de la Diócesis y la Catedral, en este año dedicado en su honor.
Tras la Liturgia de la Palabra, se efectuó el Rito de Admisión del Seminarista Héctor Andrés Caro Fuentes a las Sagradas Órdenes, quien fue presentado al Obispo, por el Vicario General y Encargado Vocacional, Presbítero Juan Andrés Basly Erices, señalando: “ A través de la oración, de la formación y del apoyo de su comunidad parroquial de origen, ha perseverado y está listo para ser Admitido como Candidato a las Sagradas Ordenes y es una alegría poder presentárselo en este momento”, posteriormente, monseñor dirigió unas palabras y le dio su bendición.
Luego, en el Rito de Institución de Acólito, el Presbítero Juan Andrés Basly Erices, presentó al Obispo, al seminarista Rodrigo Alejandro Basly Yáñez, para ser instituido con este ministerio.
Abrazar la Cruz
En su homilía, Monseñor Héctor Vargas, manifestó: “Queridos hermanos sacerdotes, para nadie es un misterio que estos últimos años han sido particularmente difíciles y duros no sólo para la iglesia en cuanto institución, sino también para cada uno de ustedes que en medio de la tormenta y el sufrimiento, han debido animar sus comunidades, mantener el rebaño unido y llevar adelante la misión que se les ha confiado. A ello, debemos sumar las angustias de nuestro pueblo por diversas injusticias sociales y las consecuencias personales y familiares fruto de la pandemia, que les ha implicado a ustedes numerosos esfuerzos de solidaridad cristiana. Hoy deseo dar gracias a Dios por su fidelidad, y a tantos hermanos y hermanas de las comunidades, como a los diáconos, religiosas y ministros que les ha acompañado, sostenido y contenido (…) Inspirado en la Homilía Crismal del Papa Francisco, he querido reflexionar con ustedes, sacerdotes, acerca del misterio de la Cruz del Señor”.
Señaló que la palabra de Jesús tiene el poder de sacar a la luz lo que cada uno tiene en su corazón, que suele estar mezclado, como el trigo y la cizaña y esto provoca lucha espiritual, “Al ver los gestos de misericordia desbordante del Señor y al escuchar sus bienaventuranzas y los “¡ay de ustedes!” del Evangelio, uno se ve obligado a discernir y a optar (…)No era la hora, pero la rapidez con que se desencadenó la furia y la ferocidad del encarnizamiento, capaz de asesinar al Señor en ese mismo momento, nos muestra que siempre es la hora. Y esto es lo que quiero compartir hoy con ustedes, queridos sacerdotes: que la hora del anuncio gozoso y la hora de la persecución y de la Cruz siempre van juntas”.
Planteó que en el anuncio del Evangelio siempre está ligado al abrazo de alguna Cruz concreta, “La luz mansa de la palabra genera claridad en los corazones bien dispuestos y confusión y rechazo en los que no lo están. Esto lo vemos constantemente en el Evangelio (…) La semilla buena sembrada en el campo da fruto –el ciento, el sesenta, el treinta por uno-, pero también despierta la envidia del enemigo que compulsivamente se pone a sembrar cizaña durante la noche, (…) La ternura del padre misericordioso atrae irresistiblemente al hijo pródigo para que regrese a casa, pero también suscita la indignación y el resentimiento del hijo mayor, (…) La cercanía de Jesús que va a comer con los pecadores gana corazones como el de Zaqueo, el de Mateo, el de la Samaritana, pero también despierta sentimientos de desprecio en los que se creen justos, (…) La magnanimidad del rey que envía a su hijo pensando que será respetado por los viñadores, desata sin embargo en ellos una ferocidad fuera de toda medida, estamos ante al misterio de la iniquidad, que lleva a matar al Justo, (…) Todo esto nos hace ver que el anuncio de la Buena Noticia está ligado misteriosamente a la persecución y a la Cruz, (…) ¿Qué reflexión podemos hacer para sacar provecho para nuestra vida sacerdotal al contemplar esta temprana presencia de la Cruz –de la incomprensión, del rechazo, de la persecución- en el inicio y en el centro mismo de la predicación evangélica?”.
Manifestó que, “nos causa estupor comprobar que la Cruz está presente en la vida del Señor al inicio de su ministerio e incluso desde antes de su nacimiento (…) Esta realidad nos abre al misterio de la Cruz vivida desde antes. Nos lleva a comprender que la Cruz no es un suceso a posteriori, ocasional, producto de una coyuntura en la vida del Señor. Es verdad que todos los crucificadores de la historia hacen aparecer la Cruz como si fuera un daño colateral, pero no es así, la Cruz no depende de las circunstancias, (…) Pidamos al Señor la gracias de sacar provecho de esta enseñanza, hay cruz en el anuncio del Evangelio, es verdad, pero es una cruz que salva. Pacificada con la Sangre de Jesús, es una Cruz con la fuerza de la victoria de Cristo que vence el mal, que nos libra del Maligno. Abrazarla con Jesús y como Él, “desde antes” de salir a predicar, nos permite discernir y rechazar el veneno del escándalo con que el demonio nos querrá envenenar cuando inesperadamente sobrevenga una cruz en nuestra vida”.
Planteó, “Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que sanar enfermos y liberar prisioneros en medio de las discusiones y controversias moralistas, leguleyas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien, (…) Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que dar la vista a los ciegos en medio de gente que cerraba los ojos para no ver o miraba para otro lado. Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús de que su proclamación del año de gracia del Señor –un año que es la historia entera- haya provocado un escándalo público en lo que hoy ocuparía apenas la tercera página de un diario de provincia, (…) Y no nos escandalizamos porque el anuncio del Evangelio no recibe su eficacia de nuestras palabras elocuentes, sino de la fuerza de la Cruz”.
Terminó su homilía, diciendo, “ Del modo como abrazamos la Cruz al anunciar el Evangelio –con obras y, si es necesario, con palabras- se transparentan dos cosas: que los sufrimientos que sobrevienen por el Evangelio no son nuestros, sino “los sufrimientos de Cristo en nosotros”, y que “no nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesús como Cristo y Señor” y nosotros somos “servidores por causa de Jesús”, (…) Sentir que el Señor nos da siempre lo que pedimos, pero lo hace a su modo divino. Este modo implica la cruz. No por masoquismo, sino por amor, por amor hasta el final”.
Al concluir su homilía, la Misa Crismal continuó con el Rito del Acolitado y con la Exhortación del Obispo, “Nos unimos ahora en oración, y acompañamos a este hermano nuestro, que recibe la bendición de manos de nuestro Obispo, para este ministerio”.
Posteriormente, el Obispo invitó a los sacerdotes, a renovar las promesas de su sacerdocio, reafirmando los compromisos que asumieron al ser llamados al Orden Sagrado.
En la Liturgia Eucarística, en el ofertorio fueron presentados y, posteriormente, bendecidos los Santos Óleos, el de los Enfermos, óleo de los Catecúmenos y el Santo Crisma.
Finalmente, monseñor Héctor Vargas, manifestó: “Quisiera aprovechar esta ocasión para saludar con particular cariño y afecto a mis hermanos sacerdotes como también a nuestros hermanos laicos que nos han acompañado en representación de las distintas comunidades de donde provienen nuestros sacerdotes (…)esta es una ocasión privilegiada para dar a conocer mi alegría de poder reencontrarme con ustedes y poder compartir nuestra fraternidad sacerdotal (…) también dar las gracias a nuestra hermana Ramona, de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Ecuatorianas, quien ha brindado un servicio extraordinario en nuestra Diócesis, con una condición eclesial admirable, quien parte porque asumirá como integrante del Consejo General en Ecuador, le deseamos una hermosa gestión”.
La Misa Crismal de la Diócesis San José de Temuco, fue transmitida por Facebook Live Comunicaciones Obispado de Temuco, Canal UCT y compartida por las redes sociales de las Parroquias.
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