Muchas expresiones de gratitud y afecto se manifestaron en la Diócesis San José de Temuco tras la partida del querido sacerdote el padre Marcos, 64 años de vida sacerdotal que se reflejaron en un profundo amor y fidelidad a la Iglesia.
La Misa de exequias se realizó el jueves 01 de julio, en el Templo Catedral, transmisión que fue compartida por cientos de personas que lo acompañaron en su último adiós y que por las estrictas medidas sanitarias de la ciudad se efectuó en un reducido aforo.
Al inicio de la ceremonia, se entregaron tres testimonios, expresiones de afecto ante su vida, fue así que Miguel Rozas, representante del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, señaló: “Fue el primer Asesor Nacional del Movimiento en Chile, sirvió como Asesor Nacional entre los años 1994 y 1998. Fue Asesor Diocesano durante otros largos períodos y un guía que supo estar junto al rebaño acompañándonos en Encuentros, tanto nacionales, latinoamericanos como mundiales . Padre Marcos, el Movimiento Cursillos de Cristiandad da gracias a Dios por haber tenido la posibilidad de contar con un pastor como usted para guiar desde los inicios de este Movimiento a tantos laicos, hombres y mujeres de esta Diócesis y de muchas otras diócesis, que nunca lo olvidaremos. Usted Padre, fue un pilar espiritual fundamental para la vida de nuestro Movimiento; en todo momento dispuesto con la sencillez y generosidad que le caracterizaba; participaba, ayudar, aconsejar, acompañar y siempre respetando el rol del laico en nuestra, querida y zamarreada Iglesia (…) A nombre de todos los hombres y mujeres que lo conocieron a través de Cursillos de Cristiandad, Padre Marcos gracias, gracias por su bondad, gracias por su carisma, su sabiduría y su entrega. Gracias Señor por haberlo conocido y saber que ya se encuentra en la Ultreya del cielo. Padre Marcos: De colores”.
Otro testimonio, fue de Fernando Trujillo, Director Coro Catedral, “Si volviera a nacer, volvería a pedirle a Dios ser sacerdote”, frase que siendo jóvenes, casi niños nos causaba orgullo y admiración. Frase que a menudo oímos decir a un joven sacerdote recién trasladado a Temuco, corrían los años 1973 – 1975. Dios nos permitió encontrarnos con un curita que nos mostraba y enseñaba la vida parroquial, que compartía con sus jóvenes el entusiasmo por Cristo y por su Iglesia, culto, piadoso, cercano. Padre Marcos se mostraba líder de agrupaciones emergentes como los cursillistas, encuentros matrimoniales, scout, de nacientes comunidades y capillas, de grupos de canto y de liturgia y muchos más. Lo veíamos compenetrado con su docencia de Enseñanza Media y Universitaria y lo más característico tal vez que nos dejaba ver su incansable y extensa labor por las vocaciones sacerdotales. Y comenzaron a correr los años, los que elegimos seguirle en la liturgia, vimos a un sacerdote de misa diaria, sus homilías tan sencillas como profundas nos instalaron en los temas elementales de ser cristiano, de ser persona, portarse bien y esforzarse en hacer la voluntad de Dios. Siempre nos impulsaba a preparar con dedicación las misas, desde las velas, los afiches de los tiempos litúrgicos, las canciones, la música, los acólitos, todo tenía que estar bien dispuesto para la máxima expresión de nuestras reuniones, la Santa Misa; también las procesiones, las Semanas Santas, los Rosarios de la Gruta (…) Y dentro de su gusto por la música, me corresponde una vez más agradecer el encausarnos por la música sacra, al órgano como instrumento base de la liturgia y estimularnos por la actividad coral, todos elementos pensados desde y para la eucaristía. Cuántas generaciones de jóvenes le debemos formación de fe y de persona, cuántos te debemos la vocación, no sólo a los altares sino también a la vida laical, a la vida matrimonial, a la vida profesional (…) Al despedirte cristianamente Padre Marcos, resuenen en estos testimonios las gracias a Dios por haberte puesto en nuestras vidas, porque nos alumbraste el camino, nos guiaste como pastor y nos aconsejaste como amigo. Siendo anciano y estando enfermo en los últimos años, igualmente continuaste enseñándonos. Fortaleza en las dificultades y en las enfermedades y tu misa diaria, aún anciano, aún a solas, con impecable vestimenta sacerdotal, será un estímulo para continuar tu legado de amar la eucaristía y entregarnos siempre a la causa del Evangelio sin medida y sin miedo de ningún tipo”.
“Todos nos sentíamos felices de ser parte de la Iglesia”
De igual forma, entregó su testimonio el Pbro. Carlos Hernández Cordero, vicario judicial de la Diócesis, “ El Padre Marcos ejerció su ministerio con total entrega y generosidad durante casi 65 años en nuestra querida Diócesis de San José de Temuco. En estos días, muchos de los que estamos aquí presentes en esta celebración eucarística, hemos recordado con cariño y gratitud tantos momentos y vivencias junto al Padre Marcos y es que en realidad este anciano sacerdote, que despedimos ha sido un pilar fundamental en la vida no sólo de quienes le conocimos y compartimos con él, sino también en la vida de nuestra Iglesia Diocesana de Temuco.
Ordenado Sacerdote por Monseñor Alejandro Menchaca Lira, visionario Obispo de Temuco, el 22 de Septiembre de 1956, fue desde entonces un fiel colaborador del Orden Episcopal, desarrollando diversas tareas y funciones administrativas y pastorales al interior de la Curia, que le fueron confiadas por todos los obispos diocesanos que han presidido nuestra Iglesia de Temuco. Quisiera recordar hoy especialmente a Monseñor Bernardino Piñera Carvallo, gran pastor y amigo cercano del Padre Marcos, ambos junto a Monseñor Guido Rodríguez Letelier, constituyeron un gran equipo sacerdotal, que impulsó y animó la vida de la Iglesia de Temuco, en los años posteriores al Concilio Vaticano II. El Padre Marcos apoyó fuertemente la reactivación del laicado y las diversas instancias de participación laical, a través de los movimientos apostólicos y principalmente el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Fue el tiempo de renovación de la Iglesia y sus instituciones a la luz del Concilio. Fue el tiempo de los grupos bíblicos de los barrios y sectores populares, de la renovación de la vida consagrada y de tantas otras iniciativas pastorales que fueron implementadas en aquellos años en nuestra Diócesis (…) La Diócesis de San José de Temuco se forjó gracias al impulso misionero e intuición pastoral de grandes obispos y sacerdotes entregados, como el Padre Marcos, que abrieron caminos y crearon espacios de participación y de comunión, formando comunidades y personas al servicio del Reino de Dios”.
Continuó sus palabras manifestando que La Parroquia Del Sagrario de Temuco, es un capítulo especial en la vida del Padre Marcos, “Cuántos recuerdos y anécdotas vividas en el templo y en la casa parroquial, ubicada en calle Portales cercana al correo. Esa casa era la casa de todos, era el centro de reunión, de encuentro de los sacerdotes, seminaristas, de jóvenes y niños, de estudiantes universitarios y de todo aquél que necesitara ayuda, consejo y fraternidad. En esa casa parroquial conocí al Padre Marcos, en plena adolescencia. En aquella época, llena de juventud, ilusiones y sueños. Ingresé al grupo de acólitos de la Parroquia Del Sagrario y formé parte de ese numeroso grupo de muchachos que el Padre Marcos acompañaba con paternal afecto. El Padre Marcos despertaba en nosotros el deseo de Dios, de servir, de ayudar, de hacer cosas grandes. Todos nos sentíamos felices de ser parte de la Iglesia y de servir en el altar acompañando a los sacerdotes en el sacrificio eucarístico y en la administración de los demás sacramentos. Sin darme cuenta, el Padre Marcos me mostró con su testimonio de vida, un camino de realización, en la entrega de la propia vida a través del sacerdocio”.
Palabras del Obispo
También, el Vicario General, Pbro. Juan Andrés Basly, dio lectura al mensaje que monseñor Héctor Vargas Bastidas, Obispo de la Diócesis, entregó: “Queridas Hermanas y Hermanos en el Señor: Nuestro querido hermano el Padre Marcos Uribe Gutiérrez nos ha convocado para acompañarlo en la celebración de su Pascua. Su testimonio de vida sacerdotal está plagado de servicios y compromiso en los más diversos campos de la vida pastoral, educativa y social, destacando su fidelidad y cariño por la Iglesia Diocesana en importantes responsabilidades como su desvelo por las vocaciones, aportando un número importante de sacerdotes y además fue un gran promotor del Movimiento de Cursillos de Cristiandad en nuestra Diócesis y a nivel nacional. Fue un hermano cuyo celo apostólico lo hizo estar activo y disponible hasta el final, para colaborar en parroquias que le buscaran. Hoy va a estar rodeado del afecto y gratitud de su obispo, del presbiterio, fieles y tantos amigos que le han querido y apreciado. A todos ellos se suma también el saludo de Monseñor Manuel Camilo Vial, obispo emérito de Temuco, que nos ha hecho llegar sus condolencias y también hemos recibido numerosos saludos de muchos obispos de la Conferencia Episcopal de Chile, donde el Padre Marcos ejerció por varios años el servicio de Secretario Adjunto. Así querido Marcos, es hora de entrar en el gozo de tu Señor y desde allí sigue intercediendo por nosotros y la Iglesia evangelizadora encomendada”.
Además, Aliro Bórquez Ramírez, Rector de la Universidad Católica de Temuco, envió sus palabras “A nombre de la comunidad Universidad Católica de Temuco, quiero expresar nuestro profundo pesar por la partida a la casa de Dios Padre del querido presbítero Marcos Uribe, quien fuera por más de 25 años, profesor de nuestra Universidad, aportando a la formación de cientos de estudiantes que tuvieron el privilegio de participar de sus cursos de Humanismo Cristiano. En los que se abocó con especial compromiso a otorgarles una formación integral, marcando significativamente sus vidas. Reconocemos en el Padre Marcos a un hombre que amó profundamente a Dios, fue su fiel servidor y desde allí nos compartió su sabiduría inagotable y su humanidad trascendente. Elevamos nuestras oraciones por sus familiares y por su eterno descanso en la certeza que nuestro Padre lo ha recibido con su amor inconmensurable”.
“Revestido de gloria en tu presencia”
A continuación, tres signos marcaron el inicio de esta liturgia fúnebre, instancia donde el Vicario Judicial, Pbro. Carlos Hernández, vicario judicial y ahijado del Padre Marcos, encendió el cirio pascual, luego colocó sobre el féretro una casulla y estola y posteriormente puso el Libro de los Evangelios.
Luego de proclamar el Santo Evangelio de parte del diácono Christian Gutiérrez, la homilía fue entregada por el Pbro. Leonardo Villagrán Santana, Vicario de Educación y ahijado del Padre Marcos, “ El Papa Francisco habla del pastor con olor a oveja, el Padre Marcos fue para muchos de nosotros, pastor con olor a padre. El Padre Marcos aceptó el encargo de pastorear, fue un enamorado del sacerdocio y supo acompañarnos a muchos en el proceso de discernimiento vocacional y en el camino hacia el sacerdocio. Buscó ser pastor, haciendo de su parroquia, una casa para muchos donde compartimos amistades y sueños. La imagen del Padre Marcos celebrando la eucaristía, era muy seria, pero detrás de esa seriedad era sacerdote afable, con un humor muy especial, donde su cercanía nos hacía llamarlo: “curita”, (…)
Cultivó la amistad con muchas personas en tantos servicios que realizó. Cuántas veces era saludado en la calle y al preguntársele quién era, generalmente la respuesta era que había sido su alumno en el liceo. Como sacerdote y como cristiano, al mirar su vida, quisiera poner atención al camino para responder a este llamado a apacentar las ovejas del Señor. Eran muchas sus actividades y ambientes donde realizó su ministerio, sería muy largo de detallar y los testimonios de estos días, lo hemos podido apreciar. Yo quisiera ir al fondo, lo que está detrás de ese servicio, lo que sostenía toda esa actividad y por eso quisiera resaltar dos realidades que estaban detrás de toda su actividad. La primera: la Eucaristía; para el Padre Marcos era fundamental celebrar la eucaristía diariamente y también destacaba lo importante de la homilía y como había personas que participaban diariamente y escuchaban con mucha atención. Non inculcó ese amor a la Eucaristía, hasta en los paseos, (…) Lo segundo: la devoción a la Virgen María. Su visita a Lourdes y su esfuerzo para que el Santuario de la Virgen de Lourdes del Cerro Ñielol, pudiera ser un lugar de oración y de vida sacramental, son un testimonio de su devoción y cariño a nuestra Madre. Cómo vibraba con la Novena de Lourdes. El Rosario lo acompañó hasta el final; todo sacerdote sabe que tiene que tener un lugar en su corazón a nuestra Madre, la Santísima Virgen María. (…) Cómo no recordar su apostolado silencioso, atendiendo en el Hogar de Ancianos a personas que buscaban un consejo o querían confesarse, donde me incluyo. Ha terminado su camino terreno, podrá decir junto a San Pablo: “he peleado hasta el fin del buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe”. Descansa en paz Padre Marcos. Damos gracias a Dios por lo que nos dio, a través de tu ministerio”.