La Iglesia Católica de la República Centroafricana apuesta por la reconciliación en el país. El presidente de la Conferencia Episcopal y Arzobispo de la capital de Bangui, Mons. Dieudonne Nzapailanga, ha visitado hace poco un campamento en el que se alojan antiguos miembros de la milicia rebelde musulmana Seleka con sus familias. Esta milicia, ya disuelta, ha perpetrado en los últimos años atrocidades contra, sobre todo, la población cristiana del país. Mons. Nzapailanga acudió al campamento acompañado por organizaciones de ayuda que portaban víveres y artículos de higiene, y que prestaron ayuda médica.
Mons. Nzapailanga recalcó en su alocución que Dios no rechaza a nadie que se arrepienta de sus errores y regrese a Él. Literalmente, dijo: “En este campamento viven hombres, mujeres y niños. Para mí, como hombre de Dios, son hijos de Dios creados a imagen y semejanza del Señor, por lo que tengo la obligación de atenderlos”.
El Arzobispo también explicó que, dada la miseria que reina en el campamento, no puede permanecer de manos cruzadas. “Por ello, me he dirigido a todos los cristianos de la Iglesia Católica para decirles que ha llegado el momento de ayudar a nuestros hermanos, pues cuando uno va a la iglesia, recibe la fuerza de Dios para ayudar a los hermanos que pasan necesidad”. En una conversación con los ex rebeldes, el Arzobispo recabó información sobre sus problemas: los antiguos miembros de Seleka tienen miedo a no poder reintegrarse en la sociedad y se preocupan por el futuro de sus hijos. Mons. Nzapailanga les pidió que no volvieran a recurrir a las armas.
Previamente, y con ocasión del Adviento, la Conferencia Episcopal pidió en un mensaje pastoral a los católicos de la República Centroafricana que trabajaran en aras de la reconciliación: “Incluso aunque una paz verdadera y duradera sea un regalo de Cristo, lo cierto es que también depende de cada uno de nosotros”. Además, los Obispos se dirigieron al Gobierno de este país castigado por los disturbios internos: “Hemos advertido al Gobierno que cree seguridad para todos los ciudadanos con ayuda de la comunidad internacional, que luche contra la impunidad, que reinstaure la autoridad del Estado y, así, la cohesión social, y que fortalezca el diálogo y la paz”. Los Obispos, además, manifestaron su preocupación por el creciente vandalismo en su país: “El pueblo sigue siendo rehén de grupos armados”, aseguraron.
La situación de la seguridad en la República Centroafricana sigue siendo inestable, y una y otra vez estallan nuevos enfrentamientos violentos como, por ejemplo, en octubre, cuando las milicias se enfrentaron con tropas internacionales. Según ACNUR, aún hay más de 852.000 personas desplazadas, lo cual representa una quinta parte de la población total centroafricana. En el año 2015, la presidenta interina, Catherine Samba-Panza, deberá entregar el mando a un presidente electo. Según observadores, lo más probable es que las elecciones no se celebren según lo planeado en febrero, sino en el segundo semestre del año.