La cristiana sudanesa Mariam Ibrahim, sentenciada a muerte por supuesta “apostasía” del Islam, sigue decidida a no abandonar su fe cristiana, pese a las presiones para que se convierta.
[dropcap]E[/dropcap]xactamente a un mes de esta sentencia a muerte, la Arquidiócesis de Jartum hizo pública una declaración en la que describe su dilema actual: “Hay muchas personas, junto con su marido, que intentan convencer a Mariam de que renuncie a su fe cristiana a cambio de salvar la vida, pero ella se niega a hacerlo”.
La declaración hecha pública ayer (11 de junio) por el Padre Mussa Kacho, Vicario Episcopal de la región de Jartum, tiene por objetivo corregir las inexactitudes cometidas por los medios de comunicación y pedir a las autoridades que resuelvan el caso. En su descripción de la situación, el Padre Kacho dijo: “La señora Mariam continúa en la prisión de Omdurman, prácticamente a la espera de ser ajusticiada, y amamantando a su bebé en cadenas. Actualmente, su caso está en el Tribunal de Apelación, y nadie sabe cuál será el resultado.”
“Según las autoridades afectadas, Mariam sólo puede ser liberada si renuncia al Cristianismo y se divorcia de su marido, Daniel, para abrazar el Islam. La única forma de salvar su matrimonio, suponiendo que Mariam abandonara su fe cristiana, sería que su marido abrazara el Islam y que volvieran a casarse por la religión musulmana”.
La pareja se casó por la Iglesia Católica el 19 de diciembre de 2011. Tienen un hijo de 20 meses de edad, llamado Martin, y una hija que nació en la cárcel el 28 de mayo de 2014.
El esposo, Daniel Bicensio Wani, es católico desde pequeño y Mariam Ibrahim, antes etíope-ortodoxa, se convirtió al Catolicismo poco antes del matrimonio. Pese a que su padre era musulmán, fue bautizada y criada en la fe ortodoxa de su madre.En su declaración, la Arquidiócesis de Jartum recalca: “Nunca en toda su vida abrazó el Islam o renunció a él. Nunca ha sido musulmana”. Además, señala el hecho de que la Constitución provisional de 2005 de Sudán garantiza la libertad religiosa: “Nadie será obligado a adoptar una fe en la que no crea ni a practicar ritos o servicios a la fuerza”. La declaración de la Iglesia concluye: “Por ello, a la luz de los hechos que arriba presentamos y para honrar la firmeza de Mariam a la hora de mantener su fe cristiana, hacemos un llamado al Poder Judicial y a las demás autoridades afectadas para que revisen de nuevo el caso y encuentren una solución razonable”.