La palabra discernimiento (separar, distinguir) no es un concepto o actitud común en medio de la sociedad. Discernir, pareciese que se reserva sólo al ámbito religioso vocacional, pero comprende a todo ser humano, consciente de sí, y de su rol en la sociedad.
En estos tiempos se nos presenta una sociedad herida, individualista, convulsionada, fragmentada y que, a veces, pareciese que ha perdido el sentido más profundo de lo humano.
De esta forma surgen algunas preguntas, ¿Qué nos pasa?, ¿Qué deberíamos hacer? Ante esto, se hace urgente discernir nuestra propia vida y lo que queremos para nuestra sociedad. Como país, tenemos la gran misión de leer, dialogar y estudiar la propuesta de la nueva constitución que será votada el próximo 4 de septiembre. La invitación es a forjar espacios de encuentros donde las diferentes opciones, sean oportunidades de crecimiento y discernimiento, respetando posturas, abriendo caminos para ser capaces de discernir el pasado, presente y futuro para nuestro Chile.
Discernir es tarea de todos los ciudadanos ante un proceso tan importante como este. Mi invitación es a que podamos discernir con el otro, a la luz de fe; que no miremos al prójimo como enemigo, como contrario, sino más bien, como una oportunidad de crecimiento y discernimiento personal y común.
Estamos llamados a expresar y defender nuestros ideales y convicciones. Son tiempos de esperanza, porque en medio de una crisis sanitaria, económica y social, Dios sigue iluminando nuestra propia historia, y nos ayuda a ser capaces de ver la realidad con los ojos de la fe, teniendo la capacidad de discernir lo que nos aqueja, para ser personas que caminan juntos en medio de las diferencias hacia un bien común, donde Dios sea siempre nuestra mayor riqueza y esperanza.
Finalmente, nuestro Papa emérito Benedicto XVI nos decía: “¿Cómo vivir la fe en un mundo sin esperanza?” Hermanos, que la desesperanza no reine en nuestro corazón y no nos quite lo más importante: La persona de Jesús.
Pbro. Juan Andrés Basly Erices
Administrador Diocesano