La comunidad parroquial de San Felipe Neri vivió la misa de despedida de este querido religioso, que estuvo como Administrador Parroquial durante cuatro años. La celebración fue el domingo 24 y contó con la asistencia de todas las comunidades que quisieron acompañarlo y además dar la bienvenida y fraternal acogida, al padre Claudio Aguirre.
En su homilía, fray Aguilar señaló: “En este tiempo, en esta comunidad hemos anunciado al Señor a través de las obras que uno puede realizar, anunciarlo por el testimonio que uno brinda, anunciarlo y ser testigo del Señor a través de la celebración de su Palabra, de la Eucaristía, de los Sacramentos, pero buscando siempre que la comunidad pueda reconocerlo en su vida y que pueda ser una experiencia que lleve a descubrir que el Señor es bondadoso y compasivo, el Señor es misericordioso y por esa misericordia nosotros los pastores y ustedes los fieles por su vocación bautismal tenemos la responsabilidad de mostrar siempre el rostro misericordioso, bondadoso y compasivo de Dios” Agregó: “cuando hay un cambio, un traslado, hay una nueva comunidad, una nueva experiencia, también es importante que la comunidad que recibe sea compasiva, misericordiosa, bondadosa con quien llega”.
“ Agradezco mucho el paso en esta comunidad porque en medio de tantas situaciones complejas, de crisis, siento y se los digo con bastante cariño que esta comunidad ha sido fortalecida, ha permanecido fiel, constante, unida e injertada a Cristo, estamos unidos por el Señor…Él me ha regalado por estos cuatro años una comunidad a la que aprendí a querer, a conocer, con la que me atreví también a ser innovador, a plantearles desafíos, metas, a invitarles a soñar en positivo, una comunidad que fue muy receptiva y abrió también su corazón al corazón de este pastor, que quería jugársela de lleno por ustedes”.
Al respecto, fray Rodrigo Aguilar, publicó las siguientes palabras de gratitud: “En casi 10 años de sacerdocio, es la segunda despedida tan sentida, tan masiva, tan sincera, con tanto gestos, con tanto cariño y gratitud por este fraile. En Chillán el 2011, fue muy hermosa, ahí era parte de la Comunidad de Religiosos (vicario parroquial) y con un año de Ministerio; lo de hoy ha sido después de un largo caminar, donde he podido acompañar a una hermosa comunidad que me abrió las puertas de su corazón. No sé cómo expresar tanta preocupación y tanto cariño que he sentido en estos 4 años de Administrador Parroquial en Capitán Pastene y Lumaco. Solo sé que el Señor ha estado grande y por eso estoy alegre. También hoy los monaguillos hicieron su promesa de entrega y amor a Jesús. Me permitió recordar mi infancia y mis ganas de servir en el altar, que dieron paso a mi vocación religiosa y sacerdotal.