El “Küme mongen” es un modo de vida y de establecimiento de relaciones de la cultura mapuche.
“Diálogos para un buen vivir, un desafío para la ciudad de Temuco”, fue el tema que se abordó en la versión N° 28 de las Semanas Sociales que como todos los años realiza la Diócesis de San José de Temuco, a través de la Vicaría de Acción Social.
La jornada, fue una instancia donde la Iglesia de Temuco, invitó a compartir un conversatorio con diversos actores sociales de la ciudad, para reflexionar colectivamente, este tema y como un desafío para una sociedad más humana.
Fue así, que desde muy temprano se congregaron los asistentes en un salón del Centro de Formación Técnica Teodoro Wickel, donde Monseñor Héctor Vargas Bastidas, en su presentación, manifestó que: “ He querido presentar esta actividad de las Semanas Sociales en el Mes de la Solidaridad, con la llamada “Construyamos el buen vivir en La Araucanía”, tomando como referencia la expresión “Küme mongen” utilizada por el pueblo mapuche, por el particular significado que esta expresión nos entrega, como la valiosa experiencia de diálogo en la Comisión Asesora Presidencial (…) El “Küme mongen” es un modo de vida y de establecimiento de relaciones de la cultura mapuche, que está basado en la armonía de todos los elementos que constituyen un sistema. Cada persona debe buscar un equilibrio y vivir en armonía consigo, con los demás, con Dios, con las fuerzas espirituales y con toda la naturaleza. Esta profunda expresión espiritual, muy en consonancia con lo planteado por el Papa Francisco en su Encíclica “Laudato Si”, plantea que no estamos solos, que el ser humano pertenece a un mundo en el que convive con otros seres con los cuales interactúa, generando y fomentando la armonía del conjunto”.
Agregó que: “Una sociedad encuentra la esperanza cuando invierte en el desarrollo y en la paz. El desarrollo no es el resultado de un conjunto de técnicas productivas, sino que abarca a todo el ser humano: la dignidad de su trabajo, condiciones de vida adecuadas, la posibilidad de acceder a la enseñanza y a los necesarios cuidados médicos.
Señaló que el diálogo social, es una de las condiciones privilegiadas para avanzar decididamente en estos temas. “Si bien es visto normalmente como una herramienta, es sin embargo, mucho más que eso; es un valor de la cultura democrática. Se basa en la libertad y en el reconocimiento de la misma por parte del Estado. Si bien existe un instrumental jurídico y dogmático valioso, como es el diálogo, depende primero del tipo y grado de cultura democrática que tengan sus protagonistas, y luego de un conjunto de factores que influyen en su desarrollo. Independientemente si este diálogo surge por convicción o pragmatismo, por conveniente rutina, o forzada convocatoria, es revelador de progreso y de buenos resultados para los países que lo ensayan”.
Al referirse a los desafíos del diálogo, planteó que en el último tiempo, y sobre todo en vista a situaciones complejas de tipo político, económico y social de la Región, “Se plantea el tema del diálogo como camino privilegiado para la superación de situaciones de crisis. De hecho, difícilmente se encuentran personas o sectores, que no valoricen conceptualmente esta posibilidad”.
“El diálogo nos exige buscar la cultura del encuentro que sabe reconocer que la diversidad no sólo es buena, sino necesaria, que nunca puede partir de la presunción que el otro está equivocado. El diálogo es para el bien común y el bien común se busca desde nuestras diferencias, dándole posibilidad siempre a nuevas alternativas, y que algo nuevo puede surgir entre todos”, manifestó Monseñor Vargas.
Declaró además, que el diálogo social, no es negociar con la finalidad de obtener sólo un beneficio particular, sino, pensar en una mejor solución para todos, “En efecto, sólo a través del diálogo podemos verdaderamente entender a los otros y sus necesidades, y trabajar juntos para construir la sociedad que anhelamos en justicia y paz (…)Para dialogar, es condición ineludible tender lazos para construir confianzas”, fue parte de las palabras que entregó el obispo diocesano.
“Por ello, el diálogo para ser auténtico debe tener también en cuenta el bien común, evitando que éste se lleve a cabo desde los solos intereses de las partes directamente involucradas, sin considerar el impacto que los acuerdos podrán tener en el vasto colectivo social en que se aplicarán”.
Fue muy enfático en manifestar que: “Si queremos comprender, en efecto, lo que hoy día nos sucede como País y Región, resulta esencial retomar un diálogo ciudadano amplio y generoso, buscando más lo que nos une que lo que nos separa. Sobre todo en este sentido, necesitamos un diálogo que supere los obstáculos de nuestra actual convivencia. Es fácil enumerar los problemas, hablar de fracasos y seguir en política el esquema desgastado de oposiciones, y otras dualidades que simplifican, pero no solucionan los temas abiertos y en nada aportan a la entera sociedad. Es más difícil transitar por caminos nuevos y ser propositivos sobre La Araucanía que queremos construir. Debemos convencernos que el diálogo es el único medio para alcanzar acuerdos estratégicos y eficientes. Nos asiste la convicción que la falta de diálogo sólo arriesga perpetuar los conflictos, sumando además más exclusión, más pobreza y violencia.
Al concluir sus palabras, expresó: “Se trata de un auténtico küme mongen, un adecuado equilibrio, una adecuada convivencia y coexistencia entre realidades muy diversas, para una paz y duradera a favor de la Región y sus gentes. Este silencioso clamor que brota sin distinción en el corazón de todas y todos los habitantes de La Araucanía, no es una utopía, es un anhelo presente en los corazones y las mentes de cada habitante de esta Región, como bien pudimos experimentar los miembros de la Comisión Asesora Presidencial para La Araucanía, que gracias a un intenso diálogo y siendo de sectores y pensamientos muy diversos, pudimos llegar a grandes consensos y acuerdos, algunos impensables”.
A continuación, a través de una video conferencia, Alicia Díaz, del equipo OIT Chile, se refirió a las exigencias para el diálogo social, la construcción de mesas de diálogo y la generación de acuerdos multi actores.
Luego, en pequeños grupos, se ahondó en dialogar en torno a distintas experiencias en temáticas sociales y redes de trabajo; sus dificultades y aprendizajes en la generación de acuerdos y ver temas que podrían articular la acción de los ciudadanos de Temuco. Al finalizar, en un plenario se entregaron las conclusiones.