Ya es hora de que el Estado de Chile tenga la voluntad política de hacerse cargo de la Araucanía
En entrevista concedida a revista Qué Pasa, el obispo de Temuco, monseñor Héctor Vargas, afirma que no se puede construir la paz en la Araucanía sobre la base del desmedro o la eliminación del otro. «La paz nunca va a ser fruto de una imposición».
PASTOR HÉCTOR VARGAS
El facilitador de la Paz
Héctor Vargas, líder de la mesa asesora de la araucanía, es un Pastor conocido como conciliador y hábil negociador. salesiano, al igual que el Cardenal Ezzati, critica que no haya continuidad en el trato del conflicto mapuche. “No podemos cada 4 años estar derribando lo que se ha construido”, dice.
Por M. Eugenia Fernández G. // Fotos: Camilo Tapia
Héctor Vargas Bastidas es uno de los obispos que más conoce de los pueblos indígenas de Chile.
Salesiano —al igual que el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati—, en 2003 fue nombrado obispo de Arica por el Papa Juan Pablo II. Allí trabajó con comunidades aymara y quechua durante los 10 años a cargo de la diócesis del norte. Después llegó al Obispado de Temuco en 2013. Casi 4 años después, le tocó encabezar la mesa asesora presidencial de La Araucanía, que incorporó al rector de la Universidad de la Frontera, Sergio Bravo, al poeta mapuche Elicura Chihuailaf, al Premio Nacional de Historia Jorge Pinto; al director de la Multigremial de La Araucanía, Emilio Taladriz, y diversos representantes de la región.
Esta semana entregó su informe a la Presidenta Michelle Bachelet, en el que recomiendan medidas para enfrentar el conflicto mapuche.
Las recomendaciones van desde la petición de perdón por parte de la Mandataria, la reparación a las víctimas, hasta el reconocimiento constitucional y la entrega de cupos parlamentarios a los pueblos indígenas. Además de una serie de medidas para incentivar el desarrollo económico sustentable en la zona.
Un sacerdote que trabajó con monseñor Vargas afirma que es activo y versátil y que sabe combinar lo práctico con lo académico. Por ello, no sería de extrañar que hoy tenga a su cargo, junto con La Araucanía, el tema de la Educación: lleva tres periodos presidiendo la comisión de la Conferencia Episcopal sobre esta materia.
Cuando en 2013 Vargas llegó a Temuco, rápidamente se involucró en la cuestión mapuche. Pocas semanas después de que asumiera como obispo, realizó encuentros con dirigentes y, en enero de 2014, presidió una liturgia ecuménica por la paz. En estos años ha visitado a comunidades en conflicto y se ha reunido con víctimas de la violencia, como los hijos del matrimonio Luchsinger MacKay (muerto en un atentado). En 2015, incluso, durante el tedeum de las Fiestas Patrias, propuso crear una comisión y reparar a los damnificados por la violencia.
“La sensación es de que el Estado de derecho está debilitado, toda vez que el Estado tiene el deber constitucional de brindar seguridad”
Tras estos 6 meses de trabajo en Temuco, quienes participaron afirman que el obispo de La Araucanía es “conciliador”, un “hábil negociador”, y que nunca explicitó su opinión sobre los temas para no generar desconfianza en las partes. Fue un “factor clave” en la generación de consensos en torno a temas complejos, como la reparación de las víctimas, el reconocimiento constitucional y los cupos parlamentarios para los pueblos indígenas.
Articulado, de voz clara y un alto conocimiento en la historia de la región, el obispo es igual de enérgico para criticar la eventual aprobación de la ley de aborto y a la clase política, a la que insta a tomar una definición sobre la Araucanía.
En pos de la paz, fue partidario de dar espacio de participación incluso a los grupos extremistas que operan en la región. Muestra de ello es que invitó personalmente a Héctor Llaitul, líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), quien luego desistió.
—Habría sido importante que también hubiesen podido venir a la comisión algunos de estos grupos, que dijeran cómo se sale de este conflicto… En La Araucanía vivimos un millón de personas, y se trata de avanzar en paz y justicia para todos. Nadie puede construir la paz en base al desmedro o a la eliminación del otro. La paz nunca va a ser fruto de una imposición.
—¿Se trata de posiciones irreconciliables?
—Si uno mira la historia de la humanidad, incluso los conflictos más graves, incluidas las dos últimas guerras mundiales, han tenido solución. El tema es si podemos conseguirla antes o después. Y la historia muestra que mientras más tardemos en buscar una solución, abrirnos al diálogo y reconciliación, habrá más dolor. Nosotros no podemos entramparnos entre la violencia y la represión, eso sólo agudiza el tema.
—Para la opinión pública, el tema mapuche se ha reducido a la violencia.
—No me extraña porque la violencia está instalada en el país, desgraciadamente, y se va agudizando. La tenemos instalada en la delincuencia, en el narcotráfico, en los estadios, en el lenguaje verbal y en las instancias de participación democrática como la política. Ahora el Estado va a dar un ejemplo de violencia impresionante al terminar con la vida humana que está concebida (ley de aborto). Qué más violencia que esa, y viene del Estado.
—El documento pide la plena aplicación del Estado de derecho. ¿Éste está debilitado, como planteó la Sofofa?
—Dimos casi 80 audiencias a una cantidad muy variada de personas, y la sensación es que el Estado de derecho está debilitado, toda vez que el Estado tiene el deber constitucional de brindar seguridad al país, la sociedad y las personas. Sin embargo, la sensación que hay en la región es que eso no se está dando plenamente.
—¿Hay terrorismo en la región?
—Si el ministro del Interior, con toda la autoridad que tiene de parte del Estado y del gobierno, afirma que en la región hay terrorismo, significa que maneja antecedentes que le hacen pensar que eso es así.
—¿Por qué cree que el Estado se ha debilitado en La Araucanía?
—El Estado ha hecho mucho pero ha sido insuficiente. Tal vez ha sido así porque el Estado tiene que funcionar dentro de la legislación vigente. En este momento no le entrega más herramientas sobre este tipo de situaciones extremas.
Son situaciones nuevas que estamos viendo. La violencia extrema, el terrorismo, están instalados en muchas partes del mundo y, en algún minuto, lamentablemente, llegaron a nuestro país. Eso nos debe llevar a reflexionar y a hacer cambios respecto del tema de la justicia, porque el Estado no debe actuar al margen de ella.
PERDÓN Y REPARACIÓN
El obispo comparte que el Estado chileno ha actuado “en desmedro” del pueblo mapuche y que la relación entre ambos “no ha sido adecuada”. Esa es, concluye, la raíz del problema.
—Hay que reconocer que el Estado a lo largo de los años ha hecho muchos esfuerzos, pero han sido insuficientes porque hay un tema que no ha terminado de solucionarse: es la deuda histórica con el pueblo mapuche. Ellos sienten que en estos 150 años, por diversas razones, han sido objeto de una violencia que los ha dejado en una situación de desmedro en muchos ámbitos. Luego hay una falla del Estado en la violencia rural y otra es la condición de rezago y pobreza que hay en la región. No es gracioso ocupar el primer lugar entre las regiones más pobres de Chile. Eso es caldo de cultivo para el resentimiento y la violencia. Se deben abordar estos tres temas en conjunto.
—El informe plantea la necesidad de que Bachelet pida perdón a nombre del Estado. ¿Vio apertura de su parte?
—Ella demostró una gran apertura al informe en su globalidad y de avanzar en los temas respectivos.
¿Y las partes en conflicto?
La reparación de víctimas es, quizás, uno de los temas más sensibles. El informe propone crear una comisión, un registro público de víctimas de los últimos 25 años y un fondo de reparación.
Vargas destaca que estas propuestas hayan nacido de una comisión plural “donde están representados diversos sectores. Las víctimas son el pueblo mapuche y, en las últimas décadas, las de la violencia rural no mapuche.
En ambos mundos existe dolor y se exige reparación como una base importante para seguir adelante”.
“NO PUEDE HABER TEMAS VETADOS”
—Uds. plantean temas complejos, como la entrega de cuotas u otras fórmulas para asegurar la representación parlamentaria. ¿Qué relevancia tiene esto en la solución del conflicto?
—El país necesita de interlocutores que tengan una cierta base de apoyo dentro del pueblo mapuche, que no es una sociedad jerarquizada, sino que está constituida por una cantidad muy grande de comunidades. Cada una tiene sus autoridades. Una comunidad perfectamente puede pensar de forma distinta que la que está al lado. Entonces, o se escucha a los 200 mil mapuches que aproximadamente hay en la región de La Araucanía, o se buscan otras fórmulas. Lo que concluimos es que si el pueblo mapuche puede elegir representantes a las instancias de participación política y democrática, sería un avance.
—Ya hay dirigentes políticos que se han manifestado en contra de la entrega de cuotas parlamentarias.
—Estos temas los tiene que decidir el Estado de Chile en las instituciones democráticas que lo conforman. El Ejecutivo, Legislativo y el Poder Judicial. Ojalá esto no lo debata sólo el mundo político, sino que la sociedad se involucre.
—Precisamente un tema en el que uds. no llegaron a consenso es en incorporar el concepto de plurinacionalidad a la Constitución.
—Sí, pero igualmente es un tema al que hay que someter al debate por toda la sociedad. Si decimos que Chile es un país democrático, no puede haber temas vetados. Sobre todo si son sensibles para una parte de la población. Después del Estado, en su estructura democrática, decidirá lo que estime conveniente.
—Sus detractores afirman que puede llevar a la autodeterminación.
—Estos temas salen a diario, ¿pero cuándo la sociedad los va a tratar? ¿O los va a esconder? Se supone que somos un país adulto, una ciudadanía responsable. No hay tema que no deba ser abordado, después se verá si es posible, si hay consenso.
—Y en su opinión, ¿hay madurez para tratar este tema?
—No tengo respuesta para eso. Si se habla de la autodeterminación, hay que ver a nivel internacional qué hicieron otros países que ya han avanzado en este tema.
POLITIZACIÓN INEVITABLE
—¿Por qué esta mesa sí debería dar resultados? Ha habido al menos cinco intentos desde que volvió la democracia.
—Se nos pidió un trabajo, hicimos la tarea y la presentamos. Ahora, si esto va a dar resultado o no, eso no lo sabemos.
“Los candidatos al Parlamento y a presidente tendrán que contestar: ¿A qué están dispuestos? La ciudadanía de La Araucanía se los exigirá”
—¿Cree que verá avances durante este año? ¿Hay voluntad política para ello?
—Según el parecer de la comisión, habría voluntad política para asumir varios de estos temas, y también espero que lo haya en el mundo parlamentario, ya que acogimos varias propuestas que hicieron dos comisiones realizadas por parlamentarios. Más allá de esta comisión, creo que ya es hora de que el Estado de Chile tenga la voluntad política de hacerse cargo de esta región.
—Es año eleccionario, ¿sirve de algo que este gobierno adquiera ese compromiso si no se asegura lo mismo por parte del que lo suceda?
—Cualesquiera sean los candidatos al Parlamento por la región y a presidente, en su venida a La Araucanía tendrán que contestar esa pregunta, ¿a qué están dispuestos?
—¿Debería ser un tema de la campaña presidencial?
—La ciudadanía de La Araucanía se los va a exigir.
—¿Es una debilidad de nuestro país que cada 4 años, según quien sea el presidente, los énfasis cambien?
—El llamado a nuestras autoridades es a legislar con políticas de Estado. Primero, el país entero y luego, nuestra región. No podemos estar a merced de los vaivenes internos de la política partidista o de lo que quiere conseguir determinada corriente política.
Cuando los temas se politizan, es tremendo porque al final prima eso y no el bien común de la gente.
En nuestro mundo político sí hay diputados, senadores, que tienen una mentalidad abierta. Ojalá que las políticas para La Araucanía y para todo el país sean hechas con esa mentalidad.
No podemos cada 4 años estar derribando lo que se ha construido, quedar a la mitad, sólo porque las hizo uno u otro… eso desconcierta a la ciudadanía, y se pierde la credibilidad en nuestro mundo político. Es esencial un mundo político que goce de credibilidad y confianza para la marcha de nuestro país.
Es inevitable que este tema se politice, pero debemos ser capaces de pasar por sobre eso. Si todas nuestras dirigencias o sectores de la sociedad son cooptados por la cosa política, ahí todos nos sesgamos.